Hablamos con Darío Becchetti, Columnista de Análisis Político-Comunicacional, sobre un estudio de investigadores del MIT (Massachusetts Institute of Technology) que señala que corregir tuits que difunden fake news solo empeora la conversación.
“La semana pasada circuló una noticia falsa publicada por La Nación. Según Diego Cabot, el ex vicepresidente Amado Boudou había sido beneficiado con un crédito hipotecario a tasa cero. La noticia fue desmentida rápido: alguien llenó el formulario online con algunos datos reales y otros falsos de Boudou y salió sorteado. Fuentes oficiales explicaron que salir sorteado no equivalía a tener el préstamo aprobado, sino que una vez sorteado se verifica toda la situación crediticia para aprobarlo o no. Con mi cuenta personal le contesté estos datos a la de Cabot y me llovieron insultos de sus seguidores. Uno en particular desconfió: pedía un comunicado oficial. Cuando el comunicado oficial salió, cambió el eje de su argumentación pero no su idea. Pese a que no tenía ningún elemento para afirmar lo que estaba diciendo, no se movía de su idea.¿Les pasó alguna vez?
Investigadores del MIT crearon bots, los alimentaron durante 3 meses hasta lograr que superen los 1000 seguidores y ahí los largaron a corregir noticias falsas para medir las reacciones. En total, los bots enviaron 1.454 mensajes correctivos.
Los mensajes decían: “No estoy seguro de este artículo, puede que no sea cierto. Encontré un enlace en Snopes que dice que este título es falso ”. Snopes es un portal reconocido a nivel mundial como fact checker.
¿Con qué se encontraron los investigadores? que después de estas correcciones, hechas de un modo diplomático y amigable aumentaban el intercambio posterior de contenido tóxico, partidista y de baja calidad.
Este dato viene a confirmar una intuición: la mayoría de las personas que comparten fake news lo hacen adrede, o bien no están dispuestos a aceptar el error. Son pocos los casos donde alguien dice “me equivoqué, compartí algo falso”. ¿Podremos hacer algo por aumentar estas correcciones? y lo digo porque nadie está exento de comerse un fake alguna vez y porque todos somos usuarios de redes y con nuestras acciones también aportamos a legitimar o tensiones dinámicas de la red.
El estudio del MIT concluyó que las correcciones no tuvieron ningún efecto sobre las publicaciones originales. Ninguna persona lo borró, aclaró que se había equivocado, pidió disculpas. Nada.
Este panorama puede ser desalentador pero también nos invita a pensar que podemos hacer y aportar para cambiar esta situación. A veces es fácil enojarse, es muy fácil prenderse en la chicana. Pero la conversación en redes sociales es como el tránsito: a una conversación más sana también la haces vos”.