Hablamos con Juan Ignacio Bonfiglio, investigador del Observatorio Social de la UCA, sobre el informe de inseguridad alimentaria que entregaron a Alberto Fernández, del que se desprende que la cantidad de personas que sufren hambre se disparó tras la crisis de 2018 y se encuentra en el mayor nivel de la última década. Un 9,3 por ciento de la población urbana pasa hambre y un 22,2 por ciento se vio obligada a reducir la porción de comida.
“Esto constituye un adelanto de los datos que estamos trabajando y que se van a difundir el 5 de diciembre, junto con datos de pobreza para hogares y la pobreza multidimensional. Dentro de la pobreza multidimensional, uno de los aspectos es lo que se denomina inseguridad alimentaria. Esto es lo que se presentó con datos de 2019 y hay un fuerte incremento, una tendencia que continúa de 2018, un deterioro importante en este aspecto vital de las condiciones de vida de la población. Inseguridad alimentaria es cuando un hogar tuvo dificultades para acceder a alimentos por motivos económicos. Hay situaciones severas, cuando se manifiesta hambre, y las situaciones de inseguridad alimentaria moderadas, es cuando en el hogar tuvieron que reducir las porciones de alimentos o saltear comidas por motivos económicos. Los más afectados son los niños y adolescentes más vulnerables“.