En estos días, dos situaciones ponen en primer plano del escenario político regional la disputa entre el modelo del capital financiero concentrado y el nacional popular.
El resultado de las elecciones presidenciales en Bolivia reflota el sueño de la Patria Grande. En tanto, el plebiscito constitucional chileno apunta al corazón mismo del modelo neoliberal.
Para hablar de este tema nos comunicamos con Néstor Restivo, licenciado en Historia y periodista especializado en política internacional y economía.
El periodista relata que el día anterior a la elección estuvo reunido con Evo Morales, que estaba seguro del triunfo de Arce, pero que ni los pronósticos más optimistas esperaban un resultado tan contundente. “Una explicación es que, en las encuestas, mucha gente no quería expresar el apoyo al candidato del MAS, Luis Arce, quizás por temor. Es una elección realmente impactante, en algún momento Evo Morales había llegado al 60%, ahora va a estar muy por encima del 50 o 55 %, lo que da cuenta del apoyo que se fue construyendo en disputa con un modelo neoliberal extremadamente represivo, dictatorial, impuesto por la fuerza. Me parece que se vuelve al cauce que seguía Bolivia en los exitosos años del gobierno del MAS y que se tendrá que reparar el daño hecho por el gobierno de Janine Añez.”
Restivo describe las características del presidente electo: “Luis Arce fue Ministro de Economía en prácticamente todos los gobiernos de Evo Morales. Es un hombre formado en el marxismo, militante desde muy joven, muy preparado, que habla varios idiomas. Hubo mucha discusión hacia el interior del movimiento, entre los cocaleros, los mineros, los intelectuales, los indígenas, los campesinos, acerca de cuál era la mejor fórmula para expresar al MAS. Había sectores que preferían un perfil más indigenista que, en todo caso, expresa David Choquehuanca, el vicepresidente electo. Lucho Arce concitó más la simpatía de los sectores medios porque fue el gestor de un plan que pertenece a su partido, pero que él ejecutó siendo Ministro de Economía.”
“Desde esta perspectiva, la derecha tendrá que dirimir ahora las internas que condujeron a su derrota”, continúa. Hubo por lo menos tres sectores. El de Camacho, el más duro que se conformó con consolidarse en Santa Cruz de la Sierra. Es un sector profundamente reaccionario que está en contra del Altiplano, con tendencias separatistas. Es lo más rico de Bolivia, siempre fue muy racista. Otro, es el de Carlos Mesa, un hombre moderado que se corrió a la derecha en función de la coyuntura electoral. Hay que ver cómo juega en el Congreso. El sector de Añez es minoritario. Lo que debería recomponer Arce, lo que quizás falló en el gobierno de Evo, es la relación con las Fuerzas Armadas y de seguridad, que se le dieron vuelta en el golpe, posiblemente por corrupción. Eso es clave para poder mantenerse en el gobierno.”
En cuanto al rol de Evo Morales en la actual etapa, el periodista destaca su condición de líder del MAS. “Evo manifestó que quiere regresar a Bolivia, aunque Luis Arce aclaró que no va a tener un lugar específico en su gobierno. Seguramente la derecha va a querer hacer lo mismo que en Argentina y en otros países: tratar de que se peleen. Hace unos días el diario La Nación de Argentina, en un título, hablaba de las diferencias entre Arce y Evo. Van a trabajar sobre una fisura que, si el MAS trabaja de manera movimientista, debería tramitarse con debate, pero bien. Evo tenía el derecho a terminar su mandato, fue derrocado por un golpe, hizo una gestión extraordinaria, va a ser recordado como el presidente con más éxitos, mayor estabilidad y conquistas en toda la historia de Bolivia. Me parece su rol va a ser parecido al de Cristina: dejar que gobierne el Presidente y sostener la unidad, lo más amplia posible, en función de los ataques que van a recibir desde una derecha derrotada y con sed de venganza.”
Restivo reflexiona acerca de las repercusiones en la región: “Tuvimos los primeros quince años del siglo 21 maravillosos en nuestro continente. Tal vez faltó construir más la unidad y la integración. Después vino esta reacción de la derecha que también se da a nivel mundial. Ahora, con el triunfo de AMLO en México, Alberto en Argentina, el MAS en Bolivia, lo que se viene en Chile con el cambio constitucional, las movilizaciones en Colombia y el posible regreso al poder del correísmo en Ecuador los primeros meses del año que viene, me parece que la disputa está abierta, pero se puede venir una nueva ola, con más experiencia acumulada de gestión, para hacer las cosas mejor y atender las debilidades que permitieron que la derecha recuperara posiciones.”
Respecto a Chile, el periodista recuerda que se cumple un año de la movilización que, si bien se frenó por la pandemia, no se detuvo. “Es el despertar del Chile popular, profundo, que estaba muy dormido, no porque toda la sociedad aceptara el modelo neoliberal sino porque la derecha, desde la época de Pinochet, trabajó en forma unida, y sectores de centro o la Concertación no se animaron, no pudieron o no supieron salir de ese corset que no produjo ningún milagro. Es cierto que Chile creció, se modernizó, cambió su perfil respecto del mundo, era un país bastante aislado, pero sobre la base de una desigualdad impresionante.”
“Eso tiende a empezar a cambiar”, observa. “El domingo se va a votar en un plebiscito salir de la constitución pinochetista del año 1980, que fue modificada en parte, pero sigue siendo muy contraria a los intereses populares.”
“Se votan dos preguntas”, detalla. “Una es si se acepta cambiar la constitución. Todo indica que el sí va a ser muy mayoritario, quizá un 65%. La segunda pregunta es acerca de cómo se construye la nueva constitución: con una comisión mixta entre parlamentarios y extraparlamentarios o si hay una constituyente. La derecha se opone a las dos cosas, pero en la primera pregunta no le va a poder torcer el brazo a la mayoría. En cuanto a la segunda, el sector más conservador va a querer algo mixto, donde jueguen también los parlamentarios. Ahora, el descrédito de la clase política es tan grande, que quizás también los sectores progresistas ganen y logren que sea una constituyente en serio. La votación no es obligatoria, es voluntaria, pero se cree que va a ser importante. Una vez que se vote esto, Chile entra en una dinámica electoral interesante. Tendrán que votar constituyentes o parlamentarios y, a fines del año que viene, elecciones presidenciales. Creo que, al igual que Bolivia, se abre la posibilidad de un cambio importante para la región.”
Restivo observa que, si bien no hay un correlato político que capitalice esta fervorosa movilización popular, “En algunas alcaldías, en Valparaíso, en Magallanes, en la ciudad de Santiago, en la comuna de Recoleta, hay gente que proviene del PC, del partido Socialista o independientes, de nuevas generaciones, que empiezan a tener cierta representatividad. Del lado popular no se ha canalizado en una figura o un partido, pero ha aparecido una generación nueva de cuadros, de dirigentes que, con mucho cuidado, ya que nadie quiere robarle protagonismo al pueblo que salió a las calles, en algún momento encontrará su curso. Tiene que haber una orgánica. Lo anárquico, espontáneo, me parece que no sirve. Sirvió mucho este año, pero de cara a las elecciones presidenciales del año que viene y a las listas para la nueva constitución, debería haber un cierto liderazgo. Será una constitución que parta de cero, no se revisa la de Pinochet. Existe la posibilidad de arrancar con un modelo constitucional nuevo, que responda a las demandas históricas y actuales de los mapuches, los exluídos, las mujeres, la vivienda, la riqueza, su distribución. Todo el andamiaje normativo se va a discutir. Para que, desde una postura progresista, se ganen la mayor cantidad de constituyentes posibles, y para un recambio presidencial, sería interesante que esta fuerza se vaya organizando de la manera más unitaria posible pero con un liderazgo político”, reflexiona.