Desde el comienzo del gobierno de Alberto Fernández se advierte en la oposición neoliberal la aparición de tensiones internas que, sin embargo, no han provocado hasta el momento mayores rupturas. Es inevitable preguntarse entonces qué es lo que los mantiene unidos ¿El odio al peronismo? ¿La defensa de los sectores concentrados de la economía? ¿La acción conjunta con la prensa hegemónica?
Para hablar de este tema nos comunicamos con Jorge Elbaum, periodista, sociólogo y doctor en Ciencias económicas, docente universitario, investigador y dirigente del Llamamiento Argentino Judío, organización que se define como nacional, popular y progresista.
Elbaum observa que la oposición neoliberal está dividida en seis grupos. “Varios de esos grupos provienen de lo que fue el Pro, salvo dos: el de los autollamados libertarios, que no son más que ultraliberales y el del ex ministro radical Ricardo López Murphy, que se distanció de Macri antes de las elecciones de 2015. De los otros cuatro grupos, uno pertenece directamente a Macri, donde están Patricia Bullrich y Waldo Wolf; otro, más moderado, el larretismo, que pretende estar primero en la futura campaña electoral nacional; el sector celeste, encabezado por el carapintada Juan José Gómez Centurión, que se opone a la interrupción voluntaria del embarazo; por último, el grupo bonaerense, que proviene de la derecha peronista, que pretende hacer camino desde la provincia de Buenos Aires, primero hacia la gobernación y hacia Nación después.” El sociólogo cree que la mayoría de esos sectores se presentarán juntos en las elecciones del año próximo pero otros, como los ultraliberales y los celestes carapintadas quedarían por afuera.
“Hay una disputa muy grande entre Vidal, Larreta y Ritondo frente a Bullrich, Macri, Fernando Iglesias y Wolf.”, evalúa. “Es muy probable que lleguen a un acuerdo para juntar votos en una elección de medio término que define la posibilidad de que el Frente de Todos obtenga los dos tercios de los senadores.”
Elbaum explica que el radicalismo está jugando a nivel nacional con Macri en contra de Larreta, porque disputan con el Jefe de Gobierno porteño por una futura candidatura presidencial. “Paradójicamente están con los más duros críticos del actual gobierno nacional, pero es muy temprano para saber cómo será ese conglomerado. Es muy probable que terminen limando asperezas para enfrentar al peronismo casi unificado que es el actual oficialismo.”
El dirigente también se refiere al estado actual de la lawfare. “Comodoro Pro ha implosionado”, ironiza. “Un gran cimbronazo producto, no sólo del triunfo del Frente de Todos sino del fallecimiento de Claudio Bonadío que era, de alguna manera, la vanguardia de la persecución política a través de los estrados judiciales. Gran parte de las causas que pesan sobre los referentes del gobierno nacional, sobre todo, Cristina Fernández de Kirchner, son un invento absoluto de esa instancia judicial. Tienen vínculos similares a los que hay Brasil y toda América Latina. Fueron constituidos básicamente como sugerencia del Departamento de Estado de los EEUU para limitar la capacidad de relación de los referentes populares con los proyectos emancipatorios. Esto pasó también con Bolivia.”
“Hoy están limitados”, evalúa.”Lo que no quiere decir que no se constituyan como una tenaza contra los proyectos que pretenden democratizar las instituciones del Estado, entre ellas el poder Judicial, que es la menos democrática. Al contrario, es contramayoritaria: a los jueces no los elige nadie, tienen permanencia absoluta, lo que los hace sujetos impunes en relación al tipo de fallos que promueven. Creo que hay que agilizar los mecanismos institucionales para los juicios políticos, promover elecciones de fiscales por voto. Hay muchas cosas que hacer en el poder Judicial que es el menos democrático de los poderes constitucionales.”
“Hay otros poderes, los fácticos, como es el del dinero”, continúa. “Logran comprar medios de comunicación, voluntades individuales, articularse internacionalmente al servicio de poderes extranjeros, impedir el desarrollo productivo e industrial del país para que siga siendo un exportador de materias primas y tengan las clases oligárquicas tengan un rol central y decisivo. Ese tipo de cosas requieren para los próximos años paciencia, inteligencia y defender a los proyectos populares. Dentro del Frente de Todos hay diferencias, pero son ínfimas frente a los proyectos políticos del neoliberalismo en su versión Macri, Larreta, Monzó o López Murphy.”
Con respecto a si se es necesario esperar a las próximas elecciones para lograr estos cambios, reflexiona: “Yo creo que es una pelea sine die, sin final, en el sentido de que hay que seguir dándola. Si uno tiene como objetivo democratizar a este país, que las grandes mayorías sean no sólo las que toman decisiones, sino las beneficiadas se las decisiones que se tomen, se requiere un cambio estructural de poder Judicial. Esta es una pelea que se está dando en este momento en el Congreso de la Nación con cambios de leyes, y debe darse en la sociedad civil a través de los medios de comunicación, las redes sociales, de la denuncia de las implicancias que tiene esta defensa corporativa de sectores de la justicia. Creo que hay que estar muy atentos y seguir dando la pelea, que no se va a suspender hasta las próximas elecciones, creo que luego se va a profundizar. Es un mecanismo de supervivencia de los sectores concentrados de la Argentina. Si hay un socio institucional de las grandes corporaciones, de los millonarios, de los ceos, de las transnacionales, es el poder Judicial. Hasta que no se cambie esa impronta contramayoritaria, defensora de los intereses minoritarios, concentrados y corporativos, va a ser muy difícil avanzar en proyectos estratégicos de inclusión social”, concluye.