Vecinos de la zona vuelven a sus hogares luego de que el sábado pasado el Río Pilcomayo se desbordara y el agua alcanzara en el pueblo de Santa Victoria de Este unos 60 centímetros de altura.
Los anegamientos abarcaron una amplia zona en torno a la ciudad, por lo que miles de lugareños se evacuaron con asistencia estatal. Muchos de ellos encontraron refugio en escuelas y otras dependencias del Estado en Tartagal y Acheral. Pero a otros miles sólo les fue posible apelar a la protección hostil que ofrecían los montes más altos, donde familias enteras pernoctaron varios días a la intemperie, esperando que bajara el agua.
La vuelta de los vecinos les mostró casas devastados. Y ahora reclaman por la falta de asistencia estatal.
El barro lo cubre todo, hay víboras, mosquitos, arañas, alacranes y hasta yararás. Mientras que por el cierre de los comercios a muchos lugareños les resulta imposible conseguir repelente y sólo les queda apelar al humo de quebracho.
En tanto, aunque el gobierno provincial ofreció asistencia para la evuación se registraron numerosos casos espontáneos de gente que socorrió a familiares afectados, muchos de ellos instalados en refugios a la vera de la Ruta 54.