Algunos conceptos de la entrevista de Daniel Symcha y Gabriel Wainstein con el analista internacional y doctor en Ciencias Sociales Gabriel Merino.
“El gobierno de Trump asume que ya no hay una hegemonía de los Estados Unidos. Entonces cree que el control del hemisferio occidental es clave para reafirmarse como un actor de poder mundial. Realiza acciones para sacar a China y la influencia rusa de América Latina pero, sobre todo, para eliminar las expresiones autonomistas en el continente”.
“Hay un movimiento de pinzas contra Brasil, por ser el actor regional que aparece como potencia emergente, que juega un rol clave en los BRICS y tiene un vínculo estrecho con China, Rusia, India y Sudáfrica. Argentina es clave para taponar el desarrollo del Cono Sur y de América del Sur”.
“Quieren asegurar al Caribe como Mare Nostrum, eso implica, controlar Centroamérica, apretar las clavijas sobre Cuba, Nicaragua, Venezuela, Colombia y recuperar el control directo del canal de Panamá”
“El 25% de la fuerza militar naval de los Estados Unidos está en el Caribe. Hay una discusión sobre la forma de intervenir porque Brasil y Colombia se oponen. Creo que sería una locura, más allá de la idea que pueda tener Marco Rubio, el jefe del Departamento de Estado que viene de la gusanera de Miami, no es factible. Están buscando un casus belli que legitime alguna intervención para apoyar una incursión de fuerzas especiales que se articulen con actores venezolanos que intenten fracturar las fuerzas armadas en un formato de guerra híbrida”.
“Para Estados Unidos el Canal de Panamá es estratégico ya que articula su Costa Este con su Costa Oeste en lo comercial y lo militar. Hay una presión enorme para sacar a Hutchinson, una empresa hongkonesa del control de los puertos del canal para pasar a un control más directo. Eso hace que se vuelva más estratégico el estrecho de Magallanes, el paso por el sur del continente. Por eso, las visitas de los jefes del Comando Sur, no sólo está la proyección sobre la Antártida sino también el control de ese paso interoceánico”.
“Hay que tener en cuenta el apoyo armamentístico ruso a Venezuela. Rusia provee armas que están al mismo nivel que las de la OTAN. Estados Unidos sabe que del otro lado, no sólo está la capacidad de las fuerzas armadas bolivarianas, sino el acceso a armamento de punta ruso”.
“Hay una interna entre MAGA y Neocon. Los neoconservadores versión Florida, como Marco Rubio, son mucho más propensos a incursiones en el continente: monroísmo exacerbado y política de garrote total. Los MAGA tienen la esperanza que Trump cumpla con su discurso de campaña de acabar con las guerras, dañinas para su economía. Las fuerzas armadas de EEUU están atravesadas por las distintas fracciones de poder. A parte de ellas no les gustan los cambios en la doctrina para ser utilizadas en el conflicto interno, como enviar fuerzas a ciudades ‘rebeldes’, gobernadas por demócratas”.
“El complejo militar-industrial vive de las guerras y del gasto en defensa que ya llega al billón de dólares. Es una enorme maquinaria de consumir recursos estatales. Tiene una gran influencia en las políticas de defensa pero está afectado por la dinámica de la financiación económica. Para ponerlo más gráfico, Rusia, que tiene un gasto militar que equivale a un 12% del estadounidense, produce, a la cuarta parte del costo, tres veces más rondas de artillería que Estados Unidos y el resto de la OTAN juntos. Los precios de EEUU están ridículamente inflados, el sistema de contratistas, de empresas privadas y de privatización de las guerras, genera un gasto descomunal y mucha ineficiencia. Estados Unidos tiene un poder militar descomunal pero le cuesta imponerse. Arma a desastres como en Afganistán”.
“Están utilizando la figura del narcoterrorismo. Los EEUU tienen apenas el 4 % de la población mundial y consumen entre el 25% y el 50% de la droga a nivel mundial. Si con las capacidades de inteligencia, defensa, seguridad que tienen les entran tantos narcóticos, evidentemente eso está atravesado en sus estructuras de poder. Usan la figura del narcoterrorismo para legitimar la política del gran garrote. ‘no puedo competir con China en lo económico pero mi fortaleza es mi poder militar, mi influencia política, mediática dentro de esos territorios’. Los grupos de poder dominante de Estados Unidos no son un actor externo en América Latina porque acá tienen universidades, empresas, medios de comunicación, think tanks, cuadros y fuerzas políticas que son parte orgánica de un entramado de poder, con centro en Washington.
“Aunque se ve como inevitable el control continental de Estados Unidos creo que también está en una situación muy débil. El puro garrote sin poder construir hegemonía, sin incentivos económicos, sin inversiones reales va hacia una crisis de legitimidad. Hasta las clases dominantes de la región saben que no les conviene para nada alejarse de China y del Indo-Pacífico. No está tan fácil el plan de Estados Unidos de recuperar una hegemonía total en la región”.
Algunos conceptos de la entrevista de Daniel Symcha y Gabriel Wainstein con el analista internacional y doctor en Ciencias Sociales Gabriel Merino.
“El gobierno de Trump asume que ya no hay una hegemonía de los Estados Unidos. Entonces cree que el control del hemisferio occidental es clave para reafirmarse como un actor de poder mundial. Realiza acciones para sacar a China y la influencia rusa de América Latina pero, sobre todo, para eliminar las expresiones autonomistas en el continente”.
“Hay un movimiento de pinzas contra Brasil, por ser el actor regional que aparece como potencia emergente, que juega un rol clave en los BRICS y tiene un vínculo estrecho con China, Rusia, India y Sudáfrica. Argentina es clave para taponar el desarrollo del Cono Sur y de América del Sur”.
“Quieren asegurar al Caribe como Mare Nostrum, eso implica, controlar Centroamérica, apretar las clavijas sobre Cuba, Nicaragua, Venezuela, Colombia y recuperar el control directo del canal de Panamá”
“El 25% de la fuerza militar naval de los Estados Unidos está en el Caribe. Hay una discusión sobre la forma de intervenir porque Brasil y Colombia se oponen. Creo que sería una locura, más allá de la idea que pueda tener Marco Rubio, el jefe del Departamento de Estado que viene de la gusanera de Miami, no es factible. Están buscando un casus belli que legitime alguna intervención para apoyar una incursión de fuerzas especiales que se articulen con actores venezolanos que intenten fracturar las fuerzas armadas en un formato de guerra híbrida”.
“Para Estados Unidos el Canal de Panamá es estratégico ya que articula su Costa Este con su Costa Oeste en lo comercial y lo militar. Hay una presión enorme para sacar a Hutchinson, una empresa hongkonesa del control de los puertos del canal para pasar a un control más directo. Eso hace que se vuelva más estratégico el estrecho de Magallanes, el paso por el sur del continente. Por eso, las visitas de los jefes del Comando Sur, no sólo está la proyección sobre la Antártida sino también el control de ese paso interoceánico”.
“Hay que tener en cuenta el apoyo armamentístico ruso a Venezuela. Rusia provee armas que están al mismo nivel que las de la OTAN. Estados Unidos sabe que del otro lado, no sólo está la capacidad de las fuerzas armadas bolivarianas, sino el acceso a armamento de punta ruso”.
“Hay una interna entre MAGA y Neocon. Los neoconservadores versión Florida, como Marco Rubio, son mucho más propensos a incursiones en el continente: monroísmo exacerbado y política de garrote total. Los MAGA tienen la esperanza que Trump cumpla con su discurso de campaña de acabar con las guerras, dañinas para su economía. Las fuerzas armadas de EEUU están atravesadas por las distintas fracciones de poder. A parte de ellas no les gustan los cambios en la doctrina para ser utilizadas en el conflicto interno, como enviar fuerzas a ciudades ‘rebeldes’, gobernadas por demócratas”.
“El complejo militar-industrial vive de las guerras y del gasto en defensa que ya llega al billón de dólares. Es una enorme maquinaria de consumir recursos estatales. Tiene una gran influencia en las políticas de defensa pero está afectado por la dinámica de la financiación económica. Para ponerlo más gráfico, Rusia, que tiene un gasto militar que equivale a un 12% del estadounidense, produce, a la cuarta parte del costo, tres veces más rondas de artillería que Estados Unidos y el resto de la OTAN juntos. Los precios de EEUU están ridículamente inflados, el sistema de contratistas, de empresas privadas y de privatización de las guerras, genera un gasto descomunal y mucha ineficiencia. Estados Unidos tiene un poder militar descomunal pero le cuesta imponerse. Arma a desastres como en Afganistán”.
“Están utilizando la figura del narcoterrorismo. Los EEUU tienen apenas el 4 % de la población mundial y consumen entre el 25% y el 50% de la droga a nivel mundial. Si con las capacidades de inteligencia, defensa, seguridad que tienen les entran tantos narcóticos, evidentemente eso está atravesado en sus estructuras de poder. Usan la figura del narcoterrorismo para legitimar la política del gran garrote. ‘no puedo competir con China en lo económico pero mi fortaleza es mi poder militar, mi influencia política, mediática dentro de esos territorios’. Los grupos de poder dominante de Estados Unidos no son un actor externo en América Latina porque acá tienen universidades, empresas, medios de comunicación, think tanks, cuadros y fuerzas políticas que son parte orgánica de un entramado de poder, con centro en Washington.
“Aunque se ve como inevitable el control continental de Estados Unidos creo que también está en una situación muy débil. El puro garrote sin poder construir hegemonía, sin incentivos económicos, sin inversiones reales va hacia una crisis de legitimidad. Hasta las clases dominantes de la región saben que no les conviene para nada alejarse de China y del Indo-Pacífico. No está tan fácil el plan de Estados Unidos de recuperar una hegemonía total en la región”.
