Para Mestiza, la radio de la Universidad Nacional Arturo Jauretche, informó Gabriel Wainstein
La epidemia del Coronavirus pone en crisis el discurso del liberalismo, una doctrina política que tiene como ejes cardinales la libertad del individuo y una intervención mínima del Estado en la vida social y económica.
La idea de la libertad individual como bien supremo e incuestionable excede el marco del liberalismo y atraviesa otros sectores de la política y de la sociedad.
Está presente en cierto progresismo, forma parte del ideario de algunos grupos anarquistas, y es parte de la construcción de sentido común propiciada por las clases dominantes.
Por otra parte, el correlato económico del ideario liberal se asienta en la libertad de mercado y la propiedad privada como como ejes vertebradores de la sociedad.
Sin embargo, el control de la epidemia de coronavirus requiere una acción muy firme y amplia de los estados, que restringen libertades individuales, como por ejemplo, la de circulación.
Ya no vale el “yo hago lo que quiero”.
A su vez, es el Estado el que lidera los aspectos sanitarios y demuestra ser el instrumento más eficaz a la hora de enfrentar la Pandemia.
Es más, los países donde los gobiernos neoliberales han privilegiado la medicina privada por sobre el sistema de salud pública, como en el caso de Italia, demuestran una mayor debilidad para afrontar esta crisis.
Con esto no digo que la libertad individual no sea importante, sino que debe estar armonizada con el interés de la sociedad.
En cuanto a la propiedad privada, el peronismo plantea desde sus inicios que debe estar subordinada al bien común.
El artículo 38 de la constitución de 1949 decía: “La propiedad privada tiene una función social y, en consecuencia, estará sometida a las obligaciones que establezca la ley con fines de bien común”
Ahora, que no hay que caer en la ingenuidad.
Más allá de un sistema de ideas, el poder económico defiende ante todo, intereses y, terminada la crisis de la pandemia, no cabe esperar ningún cambio de actitud de estos sectores por razones ideológicas, sentimentales, ni morales.