
La investigación por el brutal asesinato de Paloma Gallardo y Josué Salvatierra sumó un nuevo capítulo de controversia. El abogado de la familia de Josué, Carlos Dieguez, confirmó que la tercera muestra genética analizada dio resultado negativo, descartando la presencia de ADN de un posible tercer implicado.
Según Dieguez, la muestra fue recolectada de forma deficiente y con errores de preservación que la volvieron inservible. “Se recabó a medias, se recolectó mal, y se mandó a estudiar tarde. Fue un desastre”, afirmó en diálogo con Radio UNAJ.
La familia de Josué presentó denuncias ante la Procuración General y la Corte Suprema bonaerense por incumplimiento de deberes de funcionario público y omisión maliciosa, señalando directamente al fiscal que intervino inicialmente en la causa, Daniel Bustos Rivas.
El letrado también cuestionó la pérdida de otras pruebas fundamentales:
Cámaras de seguridad que no se analizaron en su totalidad.
Testigos clave a los que la policía no tomó declaración.
Incendio intencional del predio horas después del hallazgo de los cuerpos.
Falta de preservación de la escena del crimen, lo que impidió levantar huellas o rastros.
“Las primeras 72 horas son vitales en un homicidio. Acá se hizo todo al revés”, subrayó Dieguez, quien planteó la hipótesis de que los jóvenes pudieron haber sido asesinados en otro lugar y luego trasladados a la zona donde fueron encontrados.
Con la vía científica debilitada, el abogado sostuvo que las esperanzas están puestas en nuevos testigos que se animen a declarar o en el análisis de los 1.600 teléfonos detectados por las antenas cercanas el día del crimen. Sin embargo, reconoció que se trata de una tarea “como buscar una aguja en un pajar”.
Mientras tanto, familiares y vecinos de Florencio Varela siguen reclamando justicia para Paloma y Josué, dos jóvenes que, según Dieguez, “eran de familia, sanos, escolarizados y sin enemigos. No hay motivo que explique semejante brutalidad”.