Darío Becchetti, Columnista de Análisis Político-Comunicacional, sobre el ente regulador de contenidos del Reino Unido que multó a un canal religioso por difundir información engañosa sobre el COVID.
“Sí, el Reino Unido tiene un ente público regulador de contenidos. Es la OFCOM y regula desde contenidos en la TV y la radio hasta el funcionamiento logístico del servicio postal. Con este contexto se entiendo mejor lo que veníamos mencionando: en el Reino Unido se viene discutiendo un organismo público para regular la actividad de la big tech. E insisto: no China, no Cuba, no Corea del Norte: el Reino Unido. Es realmente estratégico el debate sobre las tensiones entre estados y corporaciones. Pero hoy no vamos a hablar de eso. Según la OFCOM, un programa del canal religioso “Mundo de Amor” hizo una serie de declaraciones materialmente engañosas y potencialmente dañinas sobre la pandemia del coronavirus y las vacunas, que se hicieron sin una base científica o creíble de otro tipo, y que no tuvieron suficiente contexto.
Esta era la tercera vez que el canal incumplía las reglas de transmisión, por lo que la OFCOM aplicó una multa de 125.000 libras, la obligación de transmitir en el canal la noticia sobre la sanción y además anticiparon que estudian imponer más medidas. Esta noticia es realmente importante por su efecto disciplinador en un contexto grave. Pero también dispara una serie de debates. Y acá voy a compartir algunas preguntas sobre las que no tengo respuestas cerradas: ¿qué pasa con los canales religiosos, donde los contenidos también están cruzados por la fe? ¿quién puede ejercer ese rol de contralor? Y la otra, ¿cómo se imaginan algo así en nuestro país por ejemplo? Hoy sería muy saludable para todos poder ponerle un límite al terrorismo sanitario que se vive en los medios mainstream. ¿Qué podría pasar mañana en un contexto más normal digamos? ¿Se imaginan un organismo así durante la presidencia de Macri? La OFCOM se hizo cargo de algunos de estos debates. Según ellos, es legítimo que las emisoras discutan y analicen la respuesta de la salud pública a la pandemia, incluidos los posibles efectos secundarios de las vacunas, y que incluso es de interés público hacerlo. Pero la presentación de afirmaciones engañosas sin un contexto informativo acorde corría el riesgo de causar un daño grave a los espectadores, particularmente en un momento en que la gente probablemente buscaba información confiable relacionada con el programa de vacunación del Reino Unido.
Ojalá podamos madurar debates como estos para avanzar en algunos pisos mínimos para la generación de contenidos en los medios de la Argentina”.
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