Se trata de una celebración Argentina con mucho arraigo en la zona del Litoral. A diferencia de Halloween, el ritual traído de Europa que popularizaron los yanquis sobre la muerte y el terror que se realiza el 31 de octubre, en la celebración de Ángeles Somos la muerte no implica el fin de los sentidos, sino una continuidad donde el hecho biofísico del fallecimiento actúa como una bisagra comunicativa entre los vivos y el alma del difunto.