Sebastián Galleguillo es nadador sordo, de la zona rural de Florencio Varela, y necesitaba seguir entrenando durante la cuarentena. Sus papás le construyeron una pileta “artesanal” con los elementos que tenían y les donaron los vecinos. Una historia que está recorriendo el país, de mucho esfuerzo y mucho amor. Hablamos con su mamá, Marta Galleguillo
“No pensábamos que iba a pasar esto, que iba a salir en todos lados. Él se etaba deprimiendo, ha tenido varios problemas a lo largo de sus 18 años aparte de su hipoacusia. Se me ocurrió eso, mirando, buscando, y dije “vamos a ser como si fuera un invernáculo con piso. Sebastián está federado por Convencionales, puede entrar tranquilamente a las Sordolimpíadas, y no quería perder el tiempo. Él entrena en el Polideportivo Municipal de La Patriada, ahora el técnico le manda todos los días una rutina por Whatsapp. La pileta está hecha con troncos, con algunos postes viejos que había, con chapas usadas, chapones, portones, la calentamos a leña, porque estamos en el campo, tiene una caldera, un tambor de 200 litros, una bomba, y así se calienta. Nunca pensamos que iba a pasar esto: cuando el entrenador lo vio me pidió mostrarlo, y se armó todo esto”.