María Juliana Leone es licenciada en Biotecnología y doctora en Ciencias Básicas y Aplicadas y realizó un estudio con más de 700 estudiantes secundarios en el que analizó, junto a un equipo de la UNQ, el rendimiento académico en relación con las horas de descanso. Publicaron un paper en la prestigiosa revista Nature (Human Behaviour), en el que consideraron inapropiado el horario de las 7.45 para el inicio de la jornada educativa.
“El horario interno que les marca su reloj biológico que está en el cerebro está retrasado con respecto al de los adultos, durante la adolescencia se vuelen progresivamente mas nocturnos. Ahí hay un problema porque el horario escolar comienza muy temprano a la mañana, hay muchos estudios que analizan eso en el mundo, acá también estudiamos a los adolescentes que van al turno tarde y noche. Lo que encontramos es que realmente los chicos duermen muy poco, en promedio 6 horas y esto está asociado con distintos problemas: tienen altísimos niveles de jet lag social y bajo rendimiento académico. Los estudios muestran que hay beneficios en cambiar el horario escolar. Es una discusión que tenemos que dar, lo que está en juego es el aprendizaje de los chicos y su desarrollo, creo que vale la pena por lo menos discutirlo”.