La denuncia de una ex empleada de Facebook confirma lo que ya sabíamos: es necesario regular a las big tech y conocer cómo funcionan sus algoritmos Frances Haugen expuso frente al Senado y planteó que Facebook "fomenta la división, perjudica a los niños y necesita ser regulado con urgencia".
Recordemos que había filtrado a The Wall Street Journal una serie de documentos internos donde se evidenciaba que Facebook conoce perfectamente el daño que generan algunos de sus productos pero elige priorizar sus ganancias.
Según la denuncia de Haugen, el uso de las plataformas desarrolladas por Facebook puede generar comportamientos adictivos e incentivar hábitos que deriven en trastornos alimentarios. Además Facebook daría luz verde a mensajes que incitan al odio y a la violencia, pese a contar con herramientas suficientes para, al menos, atenuar su efecto.
De este modo, Facebook deja pasar mensajes de odio o parámetros estéticos insalubres porque sabe que el contenido que provoca una reacción extrema es más probable que logre un clic, un comentario o que alguien lo comparta.
Conocer cómo funcionan los algoritmos es un reclamo que viene generando cada vez más fuerza. Esos algoritmos intervienen en nuestra vida cotidianamente, toman decisiones, jerarquizan la información que leemos o los productos que compramos. ¿Cómo no podemos saber cómo funcionan?