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Emilce Cuda: “El Papa Francisco Dice Hay Que Darles El Poder De Decisión Política A Los Movimientos Sociales.”

A principios de mes, el Papa Francisco dio a conocer la encíclica Fratelli Tutti, un documento relevante, donde el pontífice vuelca una mirada muy crítica sobre lo que está pasando en el mundo, en especial los efectos que la globalización, el capitalismo financiero y la concentración de la riqueza en pocas manos, tienen sobre la vida de las personas.
Entre otros temas, el líder religioso expresa su preocupación por la exclusión, rescata el concepto de pueblo, analiza la virtualización de la vida social, la proliferación de expresiones políticas violentas y xenófobas en un contexto agravado por la pandemia.
Para conversar sobre este documento nos comunicamos con Emilce Cuda, doctora en Teología, docente e investigadora de la Universidad Nacional Arturo Jauretche, entre otras casas de estudios.
“El concepto central es la política”, señala la investigadora. “La gran novedad es que el Papa dice que la decisión política tiene que llevarse a cabo con los trabajadores que hoy no son los empleados asalariados organizados sindicalmente del modelo industrial de los siglos XIX y XX. Hoy son los trabajadores de la economía informal, los que están desempleados. Así como el trabajo cambió, también cambió el modo de organización de los trabajadores. Hoy hay 400 millones de personas sin empleo en el mundo, el 44% de Latinoamérica tiene trabajo informal y esos trabajadores tienen otra forma de organización que son los movimientos sociales.”
“Si pensamos en el modelo tradicional de organización de los trabajadores, los sindicatos, a partir de los cuales se originaron partidos políticos, hoy estos trabajadores también van a buscar una organización que tenga que ver con su modo de trabajo, y que también sea política.” Continúa Cuda. “No son sólo cooperativas para la subsistencia. La economía popular se transforma en un movimiento político. La novedad de la encíclica es que dice que, ante la pérdida de la unidad, para recomponerla, hay que darle el poder de decisión y discernimiento a los movimientos sociales. Esto a nosotros nos puede sonar familiar porque somos argentinos pero, ¿ustedes saben lo que esto significa en Europa o Estados Unidos? Invito a no pensarlo localmente. Algunos dicen que se peronizó el Papa, pero esto es un pensamiento muy jesuita en la tradición de la doctrina social de la Iglesia.”
Cuda destaca que en la encíclica está presente la categoría de pueblo: “Para la cultura política argentina es algo familiar, pero a nivel global tiene sus problemas. Cuando doy una conferencia en Europa y utilizo la palabra pueblo, la gente se agarra de las sillas, porque les suena a fascismo, a nazismo, tiene que ver con la historia de ellos. Hay que entender ciertas cosas contextualmente: el Papa hace una diferencia entre populismo y gobierno popular. Para nosotros es lo mismo, pero en el resto del mundo significa demagogia. Tiene que ver con loos presidentes que suben al gobierno a través de falsas promesas que después no cumplen, a través de demandas populares que no siempre son de los sectores bajos, sino de los sectores medios, como la seguridad o la defensa de la propiedad privada. La encíclica explica que un gobierno popular es el que defiende los intereses de las periferias.
La teóloga dice que en Fratelli Tutti hay una reflexión acerca de la función del Estado: “Dice que, cuando se habla del papel del Estado, los que están incluidos quieren que sea pequeño, que no intervenga. Pero hay que pensar que todos aquellos que han quedado descartados de este modelo capitalista liberal, que deviene en financiero, dependen de que el Estado intervenga. Además, no es verdad que el Estado no intervenga en los modelos liberales, ya que es la garantía de la propiedad privada absoluta. El Papa lo deja bien en claro.”
Con respecto a la presencia en la encíclica de la idea de que la propiedad privada está subordinada a su función social, Cuda detalla: “No es una novedad. La doctrina social de la iglesia se sostiene sobre el destino universal de los bienes, bajo la creencia judeo – cristiana de que el mundo es fruto de una creación. Desestima la apropiación absoluta de los bienes, que son comunes y hoy son apropiados por un 10% de la población mundial. Las tres religiones monoteístas sostienen que los bienes son de destino común porque fueron creados para todos. No critica la propiedad privada de manera absoluta, sino su concentración en un porcentaje muy pequeño de la población mundial. Para que todos tengan su propiedad hay que poner en cuestión el carácter absoluto de la propiedad privada.”
La encíclica también se refiere a la virtualidad, detalla la invenstigadora “Pareciera que la tecnología no es una necesidad de toda la población. Dada la transformación de la humanidad, que es innegable, la tecnología también forma parte de los bienes a disputar, también fundamentándose en el mismo concepto de creencia. La tecnología no se crea de la nada, si no seríamos dioses. Allí hay trabajo y conocimiento humano, aportado por generaciones, que es desconocido en el sistema económico. Por eso forma parte del destino universal de los bienes.”
“Respecto a la soledad, el aislamiento que genera la tecnología, la organización política depende de que los cuerpos se junten. Por eso se habla de manifestación: el pueblo se hace presente. A diferencia de los sistemas liberales que utilizan la mediación y la delegación, las organizaciones populares se hacen presentes con el cuerpo. Este sistema tiende a separar los cuerpos, a desvalorizarlos. Deja a las personas sin trabajo y sin posibilidad de conseguirlo. El problema es que el salto tecnológico impide que no se pueda volver a emplear esa cantidad de gente de la manera que se hacía en el siglo XX. H que pensar nuevas formas de garantizar la supervivencia, nuevos modos de trabajo. Al eliminar el trabajo se elimina a los cuerpos, que salen de la cadena de valor. El papa lo pone en valor, no sólo en cuanto a garantizarles una existencia digna, sino la necesidad del contacto entre los cuerpos para lograr la unidad política”, enfatiza.
Por último, la teóloga destaca que el documento está escrito en primera persona para dar una sensación de proximidad. “Incluso redefine el concepto de ternura. Dice que la ternura es el amor que toca. Hay que desarrollar la ternura, no el amor decimonónico, volátil, etéreo, el que quiere tocar al otro, sentirlo. Eso es muy fuerte en Francisco”, subraya.

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